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I

Resiliencia

 

Muy lejos de la selva colombiana, a salvo, en un acogedor consultorio del batallón de sanidad, se encuentra Nancy Liliana Bello, parte del equipo psicológico del Batallón de Sanidad, por diez años, se ha dedicado a la rehabilitación de pacientes que llegan en terribles condiciones a la capital del país, cuenta con una amplia Experiencia en rehabilitación de pacientes amputados, elaboración guías de manejo, y trabajo en equipos interdisciplinarios.

 

Es una mujer muy espiritual, que creció en un entorno completamente militar, en una familia conservadora, de padres militares, de una u otra forma su destino siempre iba a estar ligado al ejército, recuerda que de pequeña solía visitar el hospital con sus padres, “Yo veía mucho los enfermos, veía a los amputados, sillas de ruedas, ahí empezó todo, yo iba a ser doctora, siempre he sido una persona, muy dada al servicio”:  

 

Bello, es una de esas personas que comprende la complejidad que implica reintegrarse a la sociedad para un amputado, las variables son muchas, al igual que las dificultades, adaptarse a su nuevo contexto, conseguir empleo, duelos patológicos, ansiedad, estrés y en algunos casos conductas suicidas, son algunos de los retos que los soldados que regresan de la guerra heridos, deben afrontar.

 

Ellos conocen los riesgos a los que se enfrentan, saben que al ingresar al interior de la selva, existen tres opciones, o se puede salir en dirección a un cementerio, o se puede salir destruido, o se pude salir con alguna especie de problema judicial.

 

- Si ustedes pudieran devolver el tiempo ¿Qué harían? – Les suele preguntar Nancy durante las citas médicas

- Volver al ejército, doctora – Responden decididos la gran mayoría

 

Cuando van por las calles se convierten en el centro de atención, deben comenzar además un proceso de auto aceptación, pues estéticamente ya no serán iguales, pero deben comprender que es posible llevar una vida digna y normal a pesar de los cambios en su cuerpo, es en ese momento cuando Nancy toma cartas en el asunto, es la encargada, desde el ámbito mental de cambiar el sentido de vida de esas personas, de desarrollar algo que ella denomina 'Plasticidad Neuronal', “Al principio es bastante difícil, muchos tienen problemas de sueño, la mayoría aún sienten la extremidad que han perdido, debido a que el cerebro es el último órgano que recibe la información, es trágico, y bastante doloroso, es una carga de energía”, Al final, todos tienen en común una perdida,.

 

Sin embargo entre todo aquel dolor, también existe la resiliencia, y es algo que le gusta destacar a la psicóloga, la capacidad que tiene el colombiano promedio de enfrentar situaciones difíciles, todo a través de la creatividad, de los vínculos afectos, de las redes apoyo e incluso del humor, en ocasiones se puede escuchar a los soldados molestándose unos a otros, ¡Hey patasola! Le gritan a alguien que ha perdido su brazo, ¡Oiga manilargo! Grita otro a uno que ha perdido su extremidad superior, otros prefieren hacer lo que llaman 'El Transmilenio', cuando todos aquellos que van en silla de ruedas forman una especie de tren y recorren las instalaciones del batallón, son diferentes formas de enfrentar la realidad y el cambio en sus vidas.

 

El proceso no es solo difícil para los soldados, para ella también representó un problema al inicio “Al principio me estaba afectando, llevaba problemas a la casa, tenía pesadillas, me veía a mi amputada o a mis hijos amputados, tuve que recurrir a la meditación, al yoga y a la oración, ahora cuando estoy aquí soy la doctora y te escucho, pero cuando salgo soy la madre y el ama de casa”.

 

A pesar de haberse dedicado a la medicina desde muy joven, fue al llegar al batallón cuando la pieza final encajó en su rompecabezas, “Ver cómo llegan cabizbajos y verlos convertirse en hombres de nuevo es maravilloso, cuando tu das algo de corazón y ves su expresión, hace que tu vida tenga sentido”.

 

Quizá es su sentido maternal, pero al explicar las cosas lo hace de una forma didáctica y específica como si se tratara de enseñarles a unos pequeños la importancia de su trabajo, justo en ese momento alguien golpea la puerta que se ha mantenido cerrada hasta entonces, la psicóloga se levanta a abrir, un soldado espera del otro lado de la puerta, ella sonríe y lo abraza calurosamente, como si se tratase de un viejo amigo, y así es, él es uno de los tantos soldados que Nancy ha curado, “Llegar y encontrar a esos seres humanos detrás de ese uniforme es una bendición”.

 

 

Fotografía: Nancy Bello- Archivo 

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